La genealogía en otros tiempos era la historia de escudos y blasones; en realidad sí es una historia, pero en particular en el judaísmo (carente de títulos nobiliarios), es una historia generacional de seres humanos.
Introducción
Shem Kodesh(Nombre sagrado)
Los antiguos nombres de los judíos se formaban de varias formas; ya sea tomando en cuenta el nombre de su tribu ancestral, su clan familiar o su filiación (hijo de). En la tradición hebrea el nombre adquiere una mayor importancia que la de tan sólo una denominación, en este caso contiene una historia y le da sentido a la persona; se establece una especie de interacción espiritual; cada nombre es un eslabón en una cadena de significados que viene desde los tiempos del patriarca Abraham hasta nuestros tiempos, que renace en cada generación.
Encontramos en la Biblia que Rebeca tiene de Isaac dos hijos mellizos. Jacob nace agarrado del talón de su hermano; posteriormente Jacob lucha y vence a un ángel, por lo que Dios le da un nuevo nombre (Israel), que le da a Jacob otra dimensión espiritual e importancia que lo resaltará en toda su vida. Al no existir en los primeros libros del Antiguo Testamento los apellidos, el nombre adquiere aún más relevancia y significado como, por ejemplo:
Muchos llevan el prefijo o sufijo “El” que significa Dios, como:
El término Israelitas nace a partir de los 12 hijos de (Jacob) Israel, formando las 12 tribus o Shevet, por lo que algunos agregaron al nombre de pertenencia de su tribu o clan familiar.
Posterior al éxodo de Egipto, los judíos que se asentaron en la tierra de Canaán aumentaron en número de familias, por lo que para mayor identificación se agrega el nombre de su padre “hijo de (Ben)” o “hija de (Bat)”, por ejemplo:
El nombre completo sería.
En el cautiverio de Babilonia, donde se declaró lengua oficial el Arameo, los agregados para mencionar al padre cambiaron de “Ben” a “Bar”. Cerca del siglo I, el uso de “Bar” entre los judíos fue muy común.
Los Kinnuim:
Es la denominación que se le da a la costumbre judía de cambiar o adoptar nombres, para adaptarse a sociedades con fuerte influencia extranjera, como la griega con la invasión helénica a Medio Oriente, como la ocurrida con el Sumo Sacerdote del Templo de Jerusalem, Josué cambió su nombre por el del idioma griego Jasón.
A partir del año 70, como consecuencia de la conquista romana y la segunda destrucción del templo de Jerusalem, gran parte del pueblo judío emigró a varias partes del norte de Asia, Centro-Este de Europa y poblaciones al Sur del Mediterráneo, aunque siglos antes, ya se habían efectuado migraciones en menor escala cuando fueron liberados del cautiverio en Babilonia. Los efectos de esa diáspora por casi todo el mundo conocido en aquel entonces, produjo muchos cambios en los nombres adoptados, vestimentas y el aprendizaje de nuevos idiomas.
De acuerdo a las regiones donde se establecieron las comunidades judías, se han establecido 3 grupos generales que los identifica: los Sefaradíes o Sefaraditas, de habla ladina, que es un español antiguo del siglo XV, con influencia posterior de otros idiomas como el turco, griego, portugués e italiano; Los Mizraim, asentados en países de habla árabe; y los Ashkenazis o Asquenazitas, por lo general de habla Idish, que es una mescla del alemán, hebreo y otras lenguas. De estos grupos, por lo que concierne a Kinnuim (algunos nombres y apellidos) nos ocuparemos a continuación.
Debemos aclarar que el Kinnuim son los nombres o apellidos regionales que se adoptan en cada país, pero el Shem Kodesh es el nombre que se da en el Birith Milá (circuncisión), con el que se le llama en el Bar Mitzvá (ceremonia de mayoría de edad), el nombre que se registra en el acta de matrimonio y es el nombre con el que se llama para leer los textos sagrados.
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Los Kinnuim Sefaraditas:
Siendo el Kinnuim el nombre más común para la sociedad donde se vive, en un principio la adopción dependía de la voluntad y gusto del que lo llevaría, pero con el tiempo, en algunos países fueron impuestos por las autoridades.
Las primeras comunidades hebreas en la península Ibérica primero convivieron con los romanos, después con los visigodos y posteriormente con los cristianos y los moros. Los Kal o Kales, que también se les conoce como juderías o aljamas, fueron los lugares donde se congregaban la mayoría de los judíos en determinada población; estos lugares no fueron impuestos, sino se escogía por la voluntad de la mayoría, generalmente cercanos a los sitios de culto. En el siglo VIII a partir de la ocupación musulmana, estas poblaciones crecieron en extensión y número de pobladores.
Los aportes del Sefarad ismo en la península, fueron importantes especialmente en los campos de medicina y matemáticas. La Cábala como ejemplo de pensamiento esotérico judío nace en lo que sería España. Por varios siglos mantuvieron sus nombres sagrados sin cambios, pero por la larga convivencia con árabes y cristianos, muchos adoptaron Kinnuim para sus apellidos; de hecho, fueron los primeros hebreos en usar apellidos. Por lo general adoptaban algún apodo o sobrenombre con que eran identificados en idioma español.
A consecuencia de la convivencia con la sociedad árabe, se cambió el prefijo de “Ben” por “Ibn”; como fue el caso de Moshé Ibn Maimónides (Rambam), pero también trascienden otros de judíos destacados, como:
Por asociación o extensión a la actividad de esta familia, se dio la costumbre de llamar a los farmacéuticos Abulafia.
Otros apellidos de sefaraditas importantes e influyentes pasaron a la historia de Sefarad, con sus nombres y apellidos en hebreo, y otros que con el tiempo se convirtieron al cristianismo con el nombre adoptado, como son los casos de:
Es de destacar que, en el caso de los judíos convertidos al cristianismo, buscaban adoptar -para mayor seguridad de sus familias-, nombres y apellidos ya existentes o los más comunes entre la mayoría de la población, pues comprendían los contenidos del decreto de expulsión, que de seguro se aplicarían con mayor rigor, y la vigilancia con sus castigos de la inquisición en una España que buscaba -a como diera lugar- un solo culto entre la población.
Decretos Inquisitoriales Edicto de Expulsión
Por esto último, no se puede afirmar, por ejemplo, que los apellidos Coronel, Carvajal o Senior tuvieran necesariamente un origen judío, pues ya existían. Por este mismo motivo, después de la expulsión, y para nombrar a una persona en un cargo público de importancia, se les exigía la presentación del origen de sus apellidos, pues buscaban que dichos cargos solamente fueran ocupados por los llamados “cristianos viejos” que no tuvieran antecedentes árabes o judíos.
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Los judíos que emigraron a Portugal y que previamente habían aceptado la conversión en España, tuvieron que cambiar muchos de los apellidos adoptados, por la variante idiomática de que los terminados en “Z” pasaron a terminar con “S”, como los casos de Fernández, Gómez o Méndez:
Otro caso que lleva ciertas interpretaciones, es el del aprllido Pérez, que varios estudiosos de la materia lo consideran de origen completamente español, que significa hijo de Pedro y que en su forma araoneza era Pere o Perez; pero también coincide con Peres, que desde la biblia existía por escrito, por lo que seguramente algunos sefaraditas algunos judíos efaraditas ya lo usaban cuando llegaron a la península. Algunos mazoretas (tradicionalistas) dicen que tambien tuvo algunos cambios de pronunciación como Pares, pero se cree que el mismo es una coincidencia lingüística con diferentes orígenes válidos.
Un caso especial fue el de la familia Benveniste, cuya variante o acomodo a su origen de la palabra Shalom, fue muy destacada e influyente a partir del S. XI en el sur de Francia, Aragón y Barcelona, siendo sus miembros funcionarios importantes de varios reinos.
Otra de las familias de grandes banqueros y dominantes comerciantes en especies, fueron los Méndes, que usaron este apellido ya modificado a la usanza portuguesa y cuyo iniciador fue Shemá Benveniste, que pasó a ser nombrado Francisco Méndes.
A continuación, destacamos algunos apellidos adoptados por los judíos sefaradíes:
También llaman la atención personajes como Azarías Ginillo, que pasó a ser Luis de Santángel, que financió con sus propios recursos, una buena parte del primer viaje de Colón; otros como Shlomo Ben Yitzchak ha-Levi, no sólo convirtió su nombre a Pablo de Santa María, sino que paradójicamente él se convertiría en el Obispo de Burgos y Cartajena; también tristemente resuena el nombre del temido inquisidor Torquemada, quien se dice tenía un origen sefaradita.
Un caso especial lo tenemos con los judíos que viven en Mallorca.
Una comunidad que padeció mucho por la Inquisición y que se les denomina hasta la fecha como los “Chuetas”. Sus orígenes son claros, pero su proceder en costumbres y culto, no se apegan del todo al judaísmo, ni al cristianismo. Esta comunidad sigue viviendo en las mismas zonas que ocupara la antigua judería y llevan apellidos adoptados muy distintos al resto de la población.
Por último, destacamos que se han encontrado en el Archivo Real y General del Reyno de Valencia entre los siglos XII y XIV, varios registros con los nombres -sin duda- de sefaraditas de origen, que vivieron en el Barrio de Segell, pero a diferencia de otros documentos, estos están recopilados y clasificados por sus ocupaciones.
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Los Kinnuim Ashkenazitas:
En los siglos X y XI, los judíos que emigran desde el este Rusia o Turquía, o desde el sur Francia o España, llegan a establecerse en Ashkenaz (Alemania), o poblaciones que comprendía zonas constituidas desde el viejo Imperio Romano Germánico. Actualmente los asquenazíes constituyen numéricamente un 80% de la población judía mundial, vivieron por mucho tiempo con sus nombres hebreos y si acaso con algunos patronímicos como el ser hijo de, o algún apodo…pero no tenían apellido.
Con el correr del tiempo, tal como les sucedió a los sefaradíes en España, surgieron algunas modificaciones, para mejor identificación familiar, esta especie de Kinnuim se expresaban casi siempre en alemán o en otros idiomas centro europeos, como el Polaco Servio o Ruso, como por ejemplo:
También usaban apellidos que referían a su lugar de origen o residencia:
Hasta que el 23 de julio de 1787se promulga un edicto que obliga a los judíos a usar apellidos alemanes; los que ya usaban extraoficialmente alguno, como los anteriores los registraron, pero los que no tenían, los que tenían dinero los compraban a su satisfacción y los más pobres les ordenaban registraran algunos que no eran muy agradables como, por ejemplo:
Esta ley se aplicó en todos los rincones del imperio, aunque tardó algún tiempo. Una forma fácil de escoger apellidos era la combinación en idioma alemán del patronímico Ben, Son, Sohn, Vich o Wicz …como los siguientes:
También se usaron combinaciones con otras palabras y significados matronímicos:
Varios judíos también usaron en el idioma correspondiente, el nombre de animales que representaban a las tribus de Israel, resultando los siguientes kinnuim:
Un apellido que no se apega a los anteriores, y que sin embargo fue muy usado es el de Meyer, cuyo origen puede ser inglés o francés, pero en hebreo “Meir” significa el que brilla, por lo que a muchos dirigentes comunitarios se les decía de esa manera, por lo que su adopción oficial fue relativamente fácil, aunque muy solicitada.
En 1796 Rusia se anexó una gran parte de Polonia y con ello incorporó a su imperio cerca de 2 millones de judíos que no tenían apellido y usaban solo su nombre hebreo. Ocho años después, al igual que en Alemania, el Zar promulgó un estatuto para mejor identificación de sus ciudadanos, que también sería registrado y definitivo. Por ello surgen nuevos kinnuim, como:
También fueron usados como apellidos, el nombre de poblaciones en donde radicaban:
Algunos judíos religiosos, prefirieron usar su apellido, con el nombre de su linaje o actividad principal, por lo que existen muchos con el mismo apellido y con algunas variantes para distinguirlos, como fue lo sucedido en poblaciones de Alsacia, bajo dominación alemana, o en Francia con el apellido Dreyfus.
Napoleón Bonaparte en su corto pero extenso imperio, reunió a todos los dirigentes comunitarios y formó una especie de Sanedrín (Cámara de acuerdos y promulgación de diversas legislaciones), él les devolvió todos sus derechos civiles y religiosos, reabriendo además varias sinagogas que estaban cerradas por más de 300 años.
El 20 de julio de 1808, promulga el decreto de Bayón obligatorio en todo el imperio, donde solicita el registro de todos los judíos con los nombres y apellidos que ellos prefieran, para tener mayor conocimiento de su población y mejor organización.
Las familias que ya habían escogido y registrado su apellido en idioma alemán, polaco o ruso, hicieron la adaptación al significado y ortografía en francés, o simplemente decidieron crear uno nuevo, de acuerdo al entorno de libertad en que vivirían.
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Los Kinnuim Mizrajim:
En el caso de los judíos que primeramente emigraron hacia el sur de Israel (Egipto y norte de África) y en general a países de lengua árabe incluyendo la península arábiga, no tuvieron kinnuim (adopciones) en sus apellidos, por no existir en estas regiones los apellidos, hasta aproximadamente entre los siglos XV ó XVI. Respecto a sus nombres la mayoría los conservaron con su origen hebreo, con algunas modificaciones a la usanza árabe de “hijos(as) de…(Ibn). En la segunda migración hacia la península Ibérica con la conquista de los moros en el siglo VIII, tuvieron la influencia -por cerca de ocho siglos- de la cultura que se conformó en “El Andaluz” que fue la misma ocurrida con las pequeñas comunidades sefaraditas, que ya existían desde el tiempo de los Romanos.
La libertad de culto y costumbres, la otorgaron los árabes tanto a judíos como a cristianos, cobrándoles a cambio un impuesto especial. Algunos como Rambam cambiaron el “Ben” en hebreo, por “Ibn” en árabe (Moshé Ibn Maimon), por lo que surgieron pocos apellidos de este origen entre los judíos, ya que tampoco hubo conversiones, algo que entre los cristianos se dio en mayor escala. Una influencia directa del árabe entre familias judías es el apellido Abulafia, pues así se les denominaba en lengua árabe a los que se dedicaban a la venta de medicamentos o farmacéuticos, adoptando posteriormente dicha nominación para su propio apellido.
Al pasar el tiempo los judíos Mizrajim no sólo adquirieron kinnuim para sus nuevos apellidos, sino algunos también para sus nombres -sobre todo- debido a la influencia de los nombres usados en francés, que les resultaban más atractivos y modernos. Respecto a los apellidos, muchos se conservaron sin modificación de su raíz hebrea (Cohen, Levy, Cojab ó Dayan), algunos cambiaron ligeramente, y otros fueron totalmente nuevos con significados en lengua árabe del original en hebreo, como por ejemplo el de Shabot o tomando en cuenta sus oficios, lugares de poblaciones o por la influencia de otros idiomas que hablaban como, por ejemplo: Abadi (Siervo de Dios), Bigio (de origen Italiano), Sutton (de origen Serbocroata), Bistre (del francés), Saad (de origen Libanés que significa afortunado)…Sacal, Turquíe, Chayo, Metta, Dabbah, Marcos, Guakil, Cheja, Farca, y Sultán entre muchos otros.
Fundación del Estado de Israel:
A partir de 1948 con la fundación del estado judío, muchos de sus pobladores recién emigrados revirtieron sus kinnuim adoptados en otros países, recobrando sus apellidos anteriores como, por ejemplo:
David Grün, se llamó David Ben Gurion, Golda Meyerson cambiaría a Golda Meir, Shimón Persky el de Shimon Peres…o Nicolou Aguiló quien se convirtió en el primer rabino Chueta en Israel, adoptó el nombre de Nisan Ben Abraham.
Para concluir, podemos decir que los apellidos son los testigos de nuestro pasado, nos dan una idea de nuestros lejanos orígenes, nos sitúan en ese pasado que hizo posible nuestro presente, este presente que a su vez formará parte del futuro de nuestros descendientes; una historia de seres humanos.
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Nuestro agradecimiento a: la compañía “Gen Briand” por su magnífico video “Historia de los Apellidos Judíos (La Verdad y los Mitos)” Enero 2016; en especial a Pablo Briand y su equipo.
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