En
las elecciones de Austria en diciembre pasado ganó la jefatura del Estado el
candidato de 72 años, Alexander VanDer Bellen (AVB) profesor de Economía y
antiguo líder de Los Verdes; derrotó al populista Norbert Hofer del
ultraderechista Partido de la Libertad. Su triunfo representó un “alivio” no
solo para Austria, sino para Europa agobiada por el auge del populismo de
derecha que en buena medida ha sido impulsado por el hartazgo de la ciudadanía
con las políticas excluyente de sus gobiernos.
AVB
tiene una posición proeuropea, es defensor de valores y principios
democráticos. Su victoria manda una señal de esperanza y cambio frente a la
fortaleza de los ultras que han desdibujado la identidad europea.
Asimismo,
en las elecciones generales a la Cámara de Representantes de Holanda celebradas
el 15 de marzo pasado, el relativo fracaso de Geert Wilder (GW), de 53 años,
que no logró la posición de primer ministro, es también una buena señal para
los próximos comicios en Francia (abril y mayo) y Alemania (septiembre y
octubre). GW es un furibundo antiislamita que ha hecho llamados para cerrar
todas las mezquitas y no permitir la construcción de nuevas y a la vez prohibir
el Corán y cerrar las puertas a migrantes de naciones musulmanas. Igualmente,
ha propuesto que en la Constitución de Holanda, se prohíban las escuelas
religiosas islámicas, empero, no las cristianas ni de otras religiones. Todo
esto como un proceso de “desislamización”. Por otra parte, ha pugnado por sacar
a Holanda de la Unión Europea (UE).
Con
una participación de 82.0% del electorado, el triunfador por tercera ocasión
fue el primer ministro Mark Rutte (MR) líder del partido Popular de la Libertad
y de la Democracia que se quedará con 33 escaños del Parlamento holandés de un
total de 150. Al partido de GW le darán 20 asientos, 5 más que en las
elecciones del 2012. Resulta evidente que MR no hará una coalición con GW,
probablemente la realizará con los partidos de centro derecha; en este sentido,
se prevé que la gobernabilidad en Holanda no será fácil.
Los
resultados electorales positivos en Austria y Holanda pueden ser victorias
efímeras, porque lo que alimenta el populismo no solo tiene que ver con un
malestar económico, sino con factores culturales: “el miedo a la islamización y
a los atentados terroristas”; Donald Trump (DT) ha revivido en Europa el
islasionismo y el proteccionismo y el debilitamiento de la OTAN, justamente
cuando esta última vuelve a estar en el centro de Europa ante las políticas
expansionistas de Rusia.
En
este contexto, es vital que Europa refuerce la lucha contra el terrorismo y a
la vez retome sus valores fundamentales para dar un trato humanitario a los
refugiados que llegan al Continente; Europa debe cumplir con su compromiso de
acogida y reparto de refugiados. Lo anterior no implica que se subvalúen los
riesgos de seguridad implícitos en las oleadas de migrantes; estos se deben de
enfrentar de manera global entre todas las naciones europeas y en coordinación
con otros países fuera de Europa; el terrorismo internacional y los
ciberriesgos no se puedan afrontar de manera eficaz desde el ángulo de la
soberanía nacional. Por lo demás, las regiones más inestables y conflictivas en
el mundo se encuentran en las puertas de Europa: Norte de África y Medio
Oriente.
La
integración europea ha sido uno de los procesos más exitosos del mundo ya que
le ha permitido a los países adaptarse a la globalización y potenciar a sus
economías a la esfera supranacional; sin embargo, a la vez “se ha inmiscuido en
ámbitos radicados en el propio corazón de la soberanía e identidad nacionales”,
de aquí el Brexit. “La UE precisa renovarse en términos de políticas y
procesos, seguramente descentralizando más la responsabilidad sobre las
estrategias en el plano nacional para lograr una mejor representatividad de los
ciudadanos”. Al final de cuentas cada uno de los miembros de la UE, tiene una
idiosincrasia y cultura propia.
No
obstante, el riesgo de fragmentación europea puede alentar más el populismo;
hoy Europa tiene que mantenerse unida a la luz de que DT la ve como un rival y
no como un aliado como fue desde el término de la Segunda Guerra Mundial; “el
destino de Europa está en manos de los europeos” ha expresado la canciller
Ángela Merkel, en respuesta a DT contra el futuro de la OTAN y de la UE; además
de “enterrar las negociaciones del Acuerdo Trasatlántico de Comercio e
Inversión que se estaban llevando a cabo previo al ascenso de DT al poder.
En
este marco, Europa está considerando ampliar sus relaciones comerciales y de
inversión con China, que de por sí ya son significativas; en el 2016 40 mil
millones de dólares de inversión China fluyeron a Europa, 77.0% más que en el
2015; cerca de un tercio del total se orientaron a Alemania; el aumento de las
inversiones de China en Europa ha creado preocupación en esta última región en
relación a la influencia política que la primera puede ejercer en el
Continente.
Por
otra parte, los problemas económicos en varios países de la UE son propicios
para germinar el populismo, es el caso particular de Italia, que lleva década y
media estancada con una deuda gigantesca superior al 130.0% del PIB. Grecia
también está al borde del precipicio con una tasa de desempleo mayor al 20.0% y
una deuda pública de alrededor de 180.0% del PIB.